Estaba
un poco triste y preocupado, hasta que todo mejoró cuando caminaba con mi
sombrilla bajo la lluvia, con un libro de Cortázar recién comprado en mi
mochila, mientras comía unas galletas Soles y escuchaba la versión de Nosotros
de Chavela Vargas. Con esto digo que la felicidad es bastante ambigua y cada
quién tiene la suya. Cada uno estos elementos constituyeron un momento preciso,
en el cual lo que afectaba mis emociones se transformó para ser contraria a la
tristeza. Porque este momento feliz fue extraño, ya que, usualmente no me
agrada la lluvia; pero comprendí que era parte de una situación en donde coincidieron
tantas cosas que no podía hacer otra cosa que alegrarme. Todas mis
preocupaciones, la posible mudanza, esa cosa llamada amor, etc., no
desaparecieron sino que pasaron de ser malas a ser parte de una aventura. No sé
por qué pero fue un momento perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario