sábado, 28 de septiembre de 2013

Salvador Novo: Amor a primera lectura


No puedo decirte otra cosa más verdadera que lo que sentí por Salvador Novo fue amor a primera lectura. Y es que cuando te enamoras lo primero o lo segundo o lo tercero que piensas acerca de esa persona que recién conoces y ya es parte importante de tu vida es aquella pregunta implícita en el corazón casi como un rencor al tiempo: "¿Dónde has estado toda mi anterior vida?, que te he necesitado y ahora que te encuentro tienes todo lo que busco y lo único que quiero es aprovechar el tiempo que me reste para conocerte mejor que nadie"
Pero replicar esto al destino del lector sería una grave equivocación, porque un libro, o un autor, llega en el momento indicado, llega justo cuando tienes lo suficiente o has experimentado lo necesario para darte a conocer lo que guarda entre sus hojas de papel y sus líneas entintas, su prosa encantada y sus versos del deseo y el amor y todo lo que siento.
Ya antes había experimentado una sensación parecida con el primer tomo de La montaña mágica y me refiero a la sensación del amor como lector hacia un autor, pero la diferencia que con Novo existe es que es mucho más cercano, quizá por ser mexicano, quizá porque empecé leyendo su autobiografía La estatua de Sal y en ella contaba su infancia y sus primeras alusiones sexuales, temas que son mis predilectos y quizá por ello lo amé, pero sea por lo que sea, quiero seguir con eso que siento por él conforme vaya leyendo el resto de su obra.



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