martes, 4 de diciembre de 2012

Los observadores

Me hablaron sobre ellos mis padres, dicen que están en todas partes y a cualquier hora y donde menos te lo esperas, pero que sin que te des cuenta. Es un trabajo anónimo y cansado, y si te das cuenta de ellos, si descubres que son ellos los que te observan siempre, los que anotan los sucesos del día con día, de las largas vidas en conjunto y en movimiento, si los descubres suceden una de dos cosas, que a ellos les despiden, y en ellos ese concepto se agiganta hasta la demencia, porque su vida es observar nuestras vidas; o te siguen y te observan sin piedad, más de uno, hasta que te obligan a no querer hacerles caso, hasta que por cuenta propia te esfuerzas en no verlos, en abondar la idea de su presencia y olvidar su existencia. Y a veces la única forma de olvidarles no es no decírselo a nadie, porque así los piensas más y los ves más, los descubres a montones y te miran con más fuerza que hasta duele; la única forma de olvido es llegar con un extraño, alguien que jamás volverás a ver, y pararte delante de él y decirle en voz alta todo sobre ellos, hablarle sin prestar atención de sus miradas y contar todo aquello sobre los observadores, sólo así se puede expulsar su existencia del interior, es regalar ese conocimiento y con la misma abandonarlo, y ellos desaparecerán de tu vida porque ya no sabrás que existen.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario